MEMORIAS DISTANTES DE UN AYER VII y FINAL: “Porque los Recuerdos Nos Matan de Adentro Hacia Afuera...”

“¡Levántate, Levántate, Ey, Levántate!”

Que Odiosa voz era, chillona, molesta, era una voz de mujer, mis ojos comenzaban a ver la luz del día y las imágenes comenzaban a aclararse, la reconocí de inmediato y su voz se hizo más clara, era ella mi novia Gwen, reconocí el lugar era mi alcoba, mi cabeza me dolía, supongo que bebí mucho anoche, la vi de pie en ropa interior vistiéndose, supongo que paso la noche aquí, se veía molesta, ¿Qué le habré hecho esta vez? No lo se.... A veces no me entiendo ni siquiera a mi mismo y muchas veces me soporto en ciertos días, supongo que soy mi propio enemigo..

“Se hace tarde, me prometiste ir al museo a ver la exhibición, Ash, ¿Por qué siempre eres así?”

Escenas vagas rondaron por mi cabeza mientras me ponía de pie y me vestía, una tocada de Metal, una pelea de borrachos, discusiones con Gwen, labor de convencimiento y seducción, ella desnuda sobre mi cuerpo besandonos, supongo que algo no le pareció anoche y ebrio le prometí muchas cosas, a veces soy tan detestable, le di una nalgada mientras caminaba al sanitario, ella se molesto y cerro la puerta mientras orinaba, grito cosas y la escuche bajar las escaleras, eche agua a mi cara y procedí a lavar mis dientes, el sabor de mi boca era inmundo, me mire la espejo, tenia barba de 3 días, puse un poco de desodorante pero el olor a cigarro aun era penetrante en mis ropas.

“¡Es tarde, apúrate!”

Seguía gritándome todavía desde a planta baja, al parecer no había nadie, Tía Sha Dana debe de estar fuera de la ciudad, de lo contrario me mataría al saber que amaneció Gwen aquí conmigo, normalmente es muy linda, simplemente a veces me paso de Patan, algún día de estos me dejara por un hombre de bien, de eso que visten de traje y conducen deportivo, trabajan en oficina y huelen siempre perfume francés, pero por mientras cumpliré lo que le prometí, sea lo que sea que haya prometido y la tendré contenta, la ultima vez que nos peleamos dure casi el mes en abstinencia y me azotaba la puerta en la cara cada que iba a disculparme.

“Hueles a Rayos, deberías ponerte aquel perfume que te regalo mi Madre, que por cierto, no te eh visto usarlo desde tu cumpleaños”

Ese fue mi recibimiento una vez bajadas las escaleras, la vi sentada en el lavabo de la cocina mientras muy mona comía un pan con mermelada, realmente era linda, su piel era perlada, su rostro aun de niña, cabello castaño claro a los hombros, ojos sinceros y brillantes, su cuerpo era delgado, no tenia mucho ni poco, simplemente lo justo, ¿su edad? 17 lindos años, aparte de un Patan era un chacal, yo tenia 19 años y ya la había hecho mía varias veces en mi alcoba y en lugares poco decentes, dios me castigara algún día por pervertir y zumbarme lolitas, pero dios, ella valía mucho la pena y sobre todas las cosas me quería mucho.

“¿No piensas comer nada?, no quiero que estés quejándote como niño chiquito después que tienes hambre y empieces a comprar mugres una vez que lleguemos”

Tome mi Chamarra de Cuerpo que estaba en el respaldo de las silla y saque mis lentes obscuro, espulgue le refrigerador, había leche a medio terminar, una cerveza, un tomate podrido, un pedazo de carbón y 2 huevos, me dispuse a abrir la cerveza, pero Gwen me detuvo y puso un pedazo de pan en mi boca, continuo con sus regaños y me dio un beso en la mejilla mientras me estiraba de la camisa para llevarme afuera de la casa, ella abrió el garaje y la luz me cegó a pesar e tener los lentes obscuros puestos, procedí a buscar mis llaves y a encender a mi otra nena una kawasaki vulcan 800, regalo de mi Difunto Tío, la saque con delicadeza y lentamente y monte en ella haciendo rugir el motor, mi otra chica monto encima y me abrazo con sus delgados brazos por la cintura y emprendimos la marcha por el Boulevard.

“¡Ey mira!, que hermoso es el amanecer en la Playa, hace mucho que no me llevabas a verlo, recuerdas la ultima vez que vinimos, fue tan romántico, deberíamos hacer mas cosas así”

Su expresión era Distinta, Gwen me abrazó con fuerza al recitar esas palabras y se recostó sobre mi espalda, sentí lo suave de su pecho recargarse y sus manos acariciaron mi pecho por entre la chamarra, tome sus dedos con suavidad y mire por un momento sus uñas rosas despintadas y aquel anillo que le di en la feria esa vez en la playa fue nuestra primera vez, Gwen es una niña bien, viene de buena familia y no se junta con gente como yo, realmente no se como logre que se fijara en mi, supongo que llegue a sacar mis mejores armas y as bajo la manga, se que hay hombres mejores que yo y con un mejor futuro pero por alguna razón especial me eligió a mi, quizás se arto de la gente de su clase o simplemente porque soy su primer novio.

“¡Yei!, ya llegamos y apenas están abriendo genial, ven vamos por un ticket de entrada, ¿prometo comprarte un hot dog si?”

Su expresión cambio completamente de nuevo Ella estaba alegra y Feliz como una niña en un parque de Diversiones, me tomo de la cintura y me beso en los labios para después correr a comprar los boletos, yo vengo de una familia no muy agraciada, vivo con mi Tía Sha Dana, no hay vínculos de Sangre que nos unen pero yo la llamo Tía, aunque mas que tía es mi Madre, ella vivía con su hermano haciendo negocios no muy decentes y legales, el murió en una redada dejando a mi Tía sola y con una buena remuneración económica, con ese dinero abrió un restaurante y pago mis estudios hasta la Preparatoria, trabajo medio tiempo en el restaurante ayudando a mi tía y cuando no estoy de vago estoy en el colegio.

“¡Wow!, Mira eso, es un Sable, se llaman Katana, eran las armas de los antiguos guerreros samurai, mas que una espada era una extensión de cuerpo y alma, me pregunto si aun estará tan afilada como en aquellos tiempos, ¿Tu que crees?”

Ella admiraba Mucho la Cultura Japonesa y datos como aquel, no era muy difícil entretenerla o hacerla feliz algo en ella me cambio y me pudo mucho a veces era muy meloso cuando estábamos juntos, otras veces simplemente era el inmaduro y vago de siempre, recorrimos las diferentes pasillos del museo, ella tomaba mi Brazo y caminábamos muy lentamente algunas cosas eran meramente alienistas para mi, sin embargo ella lo disfrutaba, después de un rato fuimos al snack y como perro faldero recibí mi paga un prometido Hot dog que llevo muy sonriente saltando hacia la mesa y procedió a tomar de mi plato unas papas que degustaba tranquilamente.

“¿Te gusto?, espero que si je jeje”

Ella me miraba a los ojos muy detenidamente, eran iluminados luceros que remarcaban su inocencia, ella tomaba una a una las papitas y les soplaba para no quemarse, le sonreí de vuelta, asentí con la cabeza y le di las gracias por la comida, como recién nacido manche mis mejillas y dedos de esa suculenta combinación mayonesa, mostaza y Ketchup, ella tomo una servilleta y limpios mis dedos mientras reía y se burlaba de mi batidero, después se acerco a mi besando mi mejilla y labios limpiando los restos de aderezos, lo cual conllevo a un beso aun mas profundo del cual el guardia termino por amonestarnos y echarnos agua fría, ajajá siempre nos ocurría lo mismo en cualquier lugar, éramos tan solo unos pubertos, ¿Qué se podía esperar?.

“Ven… Vamos a Otro lugar… a uno muy especial…”

Siempre que decía esa frase ella me ponía a mil porque era luz verde a explorar su cuerpo y dejarme descarriar, ese día fuimos detrás del museo a un parque poco visitado, las caricias lujuriosas no se dejaron esperar, la cubrí con mi chamarra para no hacernos obviar pero a veces no teníamos pudor y éramos tan obscenos que hasta gemidos dejábamos escapar, entre toqueteos y manos indecentes llegamos al clímax y duramos por un buen rato abrazados ella encima mío como era costumbre, platicamos de todo y nada, de lo mucho que nos queríamos, de las series de televisión, nuestras familias y de ir a mi casa por un segundo round.

“Gwen… No sabes cuanto te extraño… a veces hubiese deseado no haber sido tan inmaduro y Patan… quizás algunos años mas hubieras durado a mi lado y este profundo vacío no estuviera comiéndome…”

Ahora estoy sentado en esa misma banca que nos vio muchas veces encender pasión pero ahora es fría y triste como la misma mano helada mano de la muerte, nunca se trato de quien era, que tenia o que cosas pudiese lograr, sino del cariño que nos teníamos y el como juntos nos veríamos crecer, no fue una navaja o un accidente en moto lo que me hizo perderte, sino la inseguridad de mi corazón y el pesar de viejos amores que no supe olvidar, agradezco tu amistad a pesar de los años, de las calamidades, pero se que esos días felices jamás van a volver, es tan fácil caer en la nostalgia, en el recuerdo y cuestionar muchas veces al hubiera, pero así es como los recuerdos nos matan de adentro hacia fuera…