CRONICAS DETRAS DEL ESPEJO I: "EL TENGU"
“Levántate Anexis, aun no hemos si quiera empezado a Calentar…”
Esas eran las Duras palabras Matutinas de aquel ser que encontré aquel día que decidí cruzar al Espejo, su nombre siempre me fue difícil de pronunciar, pero él era un Tengu y me enseño a ser uno con el sable, una técnica que el perfecciono durante años, demasiados, inclusive más de lo que pudiera yo vivir para superarlo, el me salvo cuando tuve mi primer encuentro con las bestias salvajes del lugar y después de rogarle mucho y darle mis pertenencias de valor, acepto enseñarme el estilo del arcángel de Hierro.
“Si, si, lo se Sensei… una vez más…”
Esa era mi única respuesta ante tan ardua tunda que me ponía cada madrugada aquel ser mitad hombre, mitad cuervo, solía ser travieso, impredecible y un incorregible bromista, eso lo hacía aun más un peligroso espadachín, muchos de sus duelos acaban tan rápido que ni siquiera era posible ver su desenfunde, solo un sonido fuerte de aleteo, el descenso de sus plumas y el cadáver partido en 2 de sus oponente marcaban la victoria.
“En ese caso vuélvelo a Intentar, adelante atácame.”
Y me Lance de Nuevo en Carga Asestando la mayor cantidad de golpes posibles con aquella arma de solido roble rojo, simulaba aquellos cortes que me ponía a practicar en monigotes de paja con espadas reales de lucida hoja plateada, me conto que su espada perteneció a su bisabuelo fue forjada con metal de una montaña donde solo los seres alados y aquellos con la habilidad de tallar la roca podían llegar, ciertamente era una obra maestra, jamás vi el arma del maestro mellarse o la necesidad de afilar.
“Muy Lento Anexis, Muy Lento…”
Al escuchar sus palabras sentí esos precisos y dolorosos golpes en mis ya tan moradas casi negras heridas, el sensei era muy bueno, el afirmaba tener cerca de 300 años y que hace tiempo habitaban muchos como él en esta tierra, leyendas cuentan que su raza fue uno de los primeros pobladores de estas tierras al igual que los roedores que caminaban como hombres y delas serpiente que podían convertir su cola en piernas, el mencionaba mucho un holocausto y la llegada del ser humano a estas tierras fue lo que lo creo, por eso ganarme su simpatía desde un comienzo no fue muy sencillo
“Más rápido, Mas Rápido, tu guardia alta, ¿Dónde está tu Guardia Anexis?”
Hoy el Maestro estaba bastante serio y no le había escuchado decir siquiera un chiste, no sabía si me esperaba alguna broma pesada de las que gustaba guardar para ocasiones especiales o algo muy importante iba suceder, sea lo que sea acelere mis pasos y me enfoque en el trabajo de piernas para poder defenderme de su casi inexistente postura en el suelo, su habilidad nata de volar le permitía movimientos imposibles de realizar para mí.
“Bien, bien, Continua, Rápido, Fuerte demuéstrame la técnica del Vacio”
Dicha Técnica me fue mostrada solo una vez y me era casi obligatoria practicarla por horas durante el día, jamás supe si lo hacía bien o mal, el sensei solía dejarme solo y volar hasta el anochecer y volvía con comida fresca usualmente animales pequeños de los cual el deleitaba comer, solo corregía mis posturas y me pedía intentar ese ataque una y otra vez durante nuestros combates de práctica, en una ocasión perdí el conocimiento al ejecutar dicha técnica, no se exactamente que ocurrió pero vi un camino nublado y el viento recorría mi cuerpo, desperté boca arriba tendido en el nido del sensei y platicamos unos breves minutos sobre lo que vi, el no decía nada acerca de lo que vi, solo se le limitaba decirme que debía entrenar mas.
“Muy bien, inténtalo de nuevo una vez más, lo estas logrando”
Durante el tiempo que entrene con este cuervo viejo y senil jamás había visto un Entusiasmo tan grande por lo que hacía, salvo aquella vez que me hizo sacar por el unas monedas de plata que hacían en el fondo de un no muy profundo del rio, el sensei gustaba de cosas brillantes, tenía una colección inmensa de objetos inservibles pero metálicos y bien pulidos, además de un antiguo pergamino en su idioma natal , me supongo que eran algo simbólico para él o solo era un cuervo común y corriente que seguía sus Instintos, sea cual sea la razón fue algo que jamás podre saber a ciencia exacta, solo menciono alguna vez la palabra “changelings” después solo parpadeo y ladeo su cabeza como lo hacen todos los pájaros.
“¡TENGU KU GIRI!”
De nuevo vi el sendero de nubes y el viento estremecer todo mi cuerpo, por un momento vi todo blanco, el sonido de un aleteo y plumas descender encima mío, por un momento pensé que el sensei me había noqueado, como aquella vez que rezongue de su entrenamiento y me golpeo de una manera tan asombrosa que creí que había muerto como aquellos rivales de sus duelos y tan solo exclamo: “jamás subestimes mis enseñanzas”, cosa que jamás volví a ser después de durar 3 días entero en cama sin poderme mover.
“! SENSEI, SENSEI, MAESTRO TENGU SE ENCUENTRA BIEN ¡”
Y entre un charco de sangre y plumas yacía su casi inerte y débil cuerpo en el suelo, con sus últimas fuerzas extendió su ancestral sable hacia mí y con su último o aliento expreso:
“Esa es la técnica del vacío del estilo del arcángel de hierro, solo se enseña de padres a hijos y para mí era una perdida enseñar a una raza casi extinta es por eso que exilie y deserte a su legado”
Entre Sollozos y lágrimas por un viejo amigo y casi padre reclame que no estaba completo, que no podía irse, que aun me faltaba mucho por aprender, pero el viejo tengu solo exclamo:
“Tonto, ya estas completo… ya has conocido la perdida... la Muerte, el significado del sable y el del vacío…”
Entonces comprendí lo que me marco de por vida que se encontraba en aquel pergamino en lenguaje antiguo y que atesore hasta mis últimos días:
“El Sable es una Herramienta Para Matar sea cual sea la razón, el fin justifica los medios”
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